No sabes cómo has llegado hasta aquí. No recuerdas si alguien te habló hace tiempo de este hotel, o si te perdiste y te has dejado llevar por los senderos y las bifurcaciones. En cualquier caso, ahora estás aquí. En el hall del extraño hotel. Este es el final de tu viaje. O el comienzo de todos los
viajes. Alzas la mirada y despliegas las distintas opciones del menú.
Ante ti se extiende una hoja de ruta, que quizá pudiera ser una metáfora de un plano de salidas de emergencia. Las salidas de emergencia de tu vida. A un lado, distingues con sus nombres propios a los responsables de este lugar, a quienes mueven los hilos en la sombra. En el lado opuesto, alcanzas a ver a sus habitantes. Conocerás, si así lo deseas, al
director del hotel, al
personal de limpieza o a la díscola
recepcionista, entre sus huéspedes descubrirás
creadores,
amantes,
personajes solitarios, asesinos y los más
extraños seres. Adelante, adéntrate sin miedo, siéntete como en casa, recorre todos sus rincones, desde la
recepción hasta la
lavandería o la
buhardilla. Adelante, a qué esperas. Piérdete de nuevo. Sin reservas.
