miércoles, 12 de julio de 2017

Servicio de habitaciones

El número tres se iluminó provocando un leve tintineo. El traqueteo metálico provocado por las ruedas del carrito quedaba amortiguado por la moqueta roja que tapizaba el pasillo. Finalmente se detuvo frente a la doble puerta blanca de la suite 302.
El hombre se ajustó la chaqueta. Llamó ágilmente con los nudillos.
Servicio de habitaciones proclamó con voz cantarina.
Se oyeron unos pasos suaves al otro lado, finas sombras se colaban por la rendija.
La puerta se abrió sin hacer ruido. En el umbral, con monóculo y sombrero, había un elefante rosa.

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